lunes, 4 de enero de 2010

La vida secreta de las palabras

A veces son reflejos de silencios. Otras, sin embargo, son sentimientos disfrazados de momentos, que se quedan al borde de la garganta antes de pronunciar sonido alguno, el de un Te Quiero, tal vez...

También se convierten en maravillosa obra de arte, de mano de Isábel Coixet, escritora y directora de un film plagada de minuciosos e increíbles detalles.

Se construye una conexión entre la misteriosa vida de la protagonista, Hanna, con ciertos problemas auditivos (cuando no quiere oir algo, desconecta su sonotone), sus programados hábitos alimenticios, su indescriptible rutina gris que atrapa el gastado brillo de sus ojos y la condena a un devenir desilusionante y en algunos momentos, incómodo y avergonzante.

Los sentidos vuelven a ganar importancia cuando esta chica se traslada a una planta petrolífera a cuidar de un paciente, herido en una explosión y con una ceguera temporal.

La historia a partir de este momento, se desarrolla en un espacio reducido, entre varios hombres, destacando un cocinero español (interpretado por Javier Cámara)que prepara recetas internacionales y en homenaje a dichos países, se degustan los platos al son de una canción típica del lugar; y por otro lado, un oceanografo, encargado de "contar" las olas que impactan contra la planta, cuyas motivaciones van encaminadas a ampliar las funciones de la planta, de forma más altruista para con la fauna.

Sin embargo, es la personalidad del enfermo (ciego temporal) quien consigue despertar ternura y confianza en la protagonista, es en este punto, donde comienza a forjarse la complicidad entre ellos, base sólida de lo que después se convertirá, innegablemente, en una bella historia de amor.

"Por ti aprenderé a nadar"

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